Mónica Dinerstein: “Es muy importante que los libreros estén asociados a la CALI”

Dinerstein, presidenta de la Cámara Argentina de Librerías Independientes, repasa su historia al frente de la librería Tiempos Modernos.

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Ornella Rapallini y Andrés Wittib

Mónica Dinerstein lleva 55 de sus 73 años dedicada al mundo del libro. Desde 1990 está al frente de Tiempos Modernos, icónica librería del barrio de Belgrano que cumplirá 35 años el próximo 1° de septiembre. En 2023, al surgir la Cámara Argentina de Librerías Independientes, se convirtió en la primera presidenta de la entidad.

Mónica Dinerstein en su librería Tiempos Modernos, del barrio de Belgrano.

De pie, mientras recibe y saluda a los clientes, Dinerstein afirma a Señalador: “Voy a seguir laburando hasta que me de el cuero, porque me encanta”. Con todo el oficio encima, la librera repasa los vaivenes políticos y económicos de los últimos años, el rol de la CALI, el antes y después de la ley de Defensa de la actividad de librera y su mirada sobre la industria en la actualidad.

Dinerstein comenzó a trabajar en el mundo del libro cuando tenía 18 años.  “Empecé de abajo, en Galerna, editorial fundada por Guillermo Schavelzon, que es mi ex cuñado. Me inicié como cadeta, todo lo que sé lo aprendí con él. Yo quería trabajar y él me ofreció trabajo. Luego vino la dictadura, a Galerna le pusieron una bomba, fue muy duro. Guillermo se tuvo que ir y yo dejé de trabajar. En 1975 tuve familia, me escondí, hice lo que pude, mi marido trabajaba en ACINDAR y militaba en ATE. Volví al libro en 1982 con la editorial mexicana ‘Nueva Imagen’, de la que me terminé haciendo cargo. Editábamos a autores como Mario Benedetti y Julio Cortázar. Era muy chiquita la editorial, pero la manejé hasta que se la vendí a Planeta, cuando ellos empezaron a crecer”.    

-S: ¿Qué es ser librera para vos hoy?

-MD: Ser librera es todo. Me encanta serlo. Estoy un poco pasada, porque son muchos años de estar acá. Antes de la pandemia, vivía literalmente en la librería, todo lo hacía acá adentro, hasta la parte administrativa, un grave error. La pandemia me cambió la cabeza. Me di cuenta que era más fácil sacar lo administrativo afuera, yo vivo muy cerca, y me lo llevé a mi casa. Empecé a usar mi presencia en la librería para crear cosas acá. Aprovecho los momentos que estoy en la librería para charlar con los chicos, ver qué falta… 

-S: ¿Qué buscan los lectores en Tiempos Modernos?

-MD: Hay gente que no quiere un tema que le haga sufrir. Te dicen ‘no quiero sufrir’, pero hoy con la literatura sufrís aunque no quieras. 

-S: ¿Por qué?

-MD: Porque la gente vive en este mundo y el mundo está patas para arriba. Entonces ¿qué van a escribir? ¿algo lindo? Si no pueden escribir algo lindo. La literatura hoy no nos hace divertir. Hay algunos libros que tienen sentido del humor, pero un humor agrio. 

Todo lo que le pase al editor, al librero también le tiene que importar. Es un gremio chico y tiene que estar unido. 

-S: ¿Cuál es el  perfil que intenta transmitir la librería entonces?

-MD: Los lectores que vienen a Tiempos Modernos buscan lo diferente. Literatura, fundamentalmente. Literatura diferente. Cuando empecé acá no existía ni Yenny, ni Cúspide, no existían las cadenas de librerías. En 1990 no había ni ley —de Defensa de La Actividad librera, sancionada en 2001—, ni cadenas. Yenny-El Ateneo nació en el 2000 y, en ese momento, fue difícil porque había que pelear contra cadenas que tenían otra cosa. Al principio, armé una librería muy orientada al arte. Después cayó la crisis del 2001, que a mí personalmente no me afectó porque yo venía muy armada y sin deudas, pero en diciembre de 2001, por ejemplo, en la vidriera tenía libros de 300 mil pesos a valor de hoy y vino un policía y me dijo que sacara todo, por las dudas —en el marco de los saqueos—. Fue muy duro, pero para mí la pandemia fue más dura y lo que vino después también. Algunos editores creen que las librerías no sufrimos, por ejemplo, la crisis del papel, pero están muy equivocados. El papel a nosotros nos importa un montón, porque si el libro aumenta 50%, es una cosa de locos, todo nos importa. Todo lo que le pase al editor, al librero también le tiene que importar. Es un gremio chico y tiene que estar unido. 

-S: ¿Cómo es el vínculo con la comunidad, con los vecinos? 

-MD: La librería fue cambiando, fue mutando constantemente. En eso soy muy abierta, yo dependo mucho de mis empleados. Mariano y Gabi tienen perfiles diferentes y nos complementamos. Acá no hacemos actividades, pero nos estamos relacionando con el Museo Histórico Sarmiento. Queremos ver si podemos hacer una feria de libreros de Belgrano, de la Comuna 19, es mucho trabajo, pero vamos a ver qué surge. Esto es muy barrio, la gente es fiel. Hay clientes que entran que me saludan por mi nombre. Hay gente que viene hace años. Para mí el vínculo más importante es decirle a alguna persona que entra “tengo este libro para vos” y no equivocarnos. “Llegó este libro, a vos te va a encantar”. Tengo clientes que, si yo recomiendo un libro, se lo llevan. Yo recomiendo escritura, no tema.    

Mónica Dinerstein en su librería Tiempos Modernos, del barrio de Belgrano.

-S: Teniendo tantos años de oficio, ¿qué momento te parece que estamos viviendo ahora en el sector editorial?

-MD: A nivel editorial estamos viviendo un momento super interesante, se está haciendo un esfuerzo sobrehumano para poder editar. Hay mucho surgimiento de muy buen material en general y muy buen material infantil, que es lo que más creció. La cantidad de librerías y editoriales que fueron surgiendo fue después de la Ley N° 25.542 de Defensa de la actividad librera, que marcó un antes y un después. El problema que tenemos es que a nivel gubernamental nunca hubo apoyo y, yo que viví sin esta ley, puedo asegurar que el cambio de tener ley es fundamental y es lo único que nos va a ayudar a seguir adelante, tanto a libreros como editores y a todo aquel que esté en el gremio del libro. Para mí la ley hay que cuidarla, porque si no nos cuidamos entre nosotros no nos cuida nadie.

-S: ¿Sentís que hoy está en peligro la ley?

-MD: Creo que está en peligro, no solo por el Gobierno, sino porque parece haber poca comprensión de la ley por parte del gremio. La ley no permite el descuento, ni el 10%, ni nada. Mi preocupación son las librerías y editoriales que hacen descuentos. En octubre pasado fui a la Feria del Libro de Guadalajara y el tema, con otros libreros y libreras, fue la ley del Libro. España es uno de los lugares donde mejor se trabaja con este modelo ley, hablé muchísimo con los españoles y ellos tienen una reglamentación en la que si hacen un descuento los multan y después de tantas multas te cierran la librería. Se cuidan todos. 

Desde la CALI nosotros lo que queremos es que los libreros tomen conciencia de que es muy importante que estén asociados, porque lo que no se hace en conjunto, no se hace. Si quieren que las cosas pasen hay que estar adentro, se tienen que asociar. Es un espacio para poder lograr sus objetivos.

-S: ¿Cuántas librerías conforman la CALI?

-MD: Unas 50 librerías. Aspiramos a terminar el año con por lo menos el doble, pero es difícil. Todo el mundo sabe lo que es la CALI, pero el librero es alguien muy metido para adentro, está metido en su librería y no hay ganas de agremiarse. Grave error, porque es necesario salir de la librería para verla desde afuera, con otra perspectiva. Desde la CALI nosotros lo que queremos es que los libreros tomen conciencia de que es muy importante que estén asociados, porque lo que no se hace en conjunto, no se hace. Si quieren que las cosas pasen hay que estar adentro, se tienen que asociar. Es un espacio para poder lograr sus objetivos.

-S: ¿Cuáles son las problemáticas de las librerías independientes que la CALI abarca?

-MD: La CALI nació el 7 de diciembre de 2023 y el 1° de enero de 2024 ya estábamos peleando en el Congreso de la Nación, hablando con los congresistas por la Ley Bases, porque la ley del libro estaba en peligro. Eso fue un mazazo, nos fogueó y nos desarmó al mismo tiempo, en el sentido de que toda la fuerza que teníamos que poner en la construcción de la CALI la tuvimos que poner en el Congreso cuando teníamos que poner el foco en asociar librerías. Después hicimos una presentación de la CALI en la Feria del Libro, en abril de 2024. La renovación de autoridades toca en 2026.

-S:¿Por qué es importante que existan estas librerías? ¿Qué significa que sean “independientes”?

-MD: Un gerente general de Yenny, que no está más, me dijo una vez: ‘Hay tres tipos de librerías: una como la tuya, que llamo librería de autor, después están las nuestras cadenas que son de impulso, y después están las librerías temáticas, especializadas en infantiles, por ejemplo’. La palabra ‘independiente’ no puedo decir por qué surgió, porque es muy amplia. De todos modos, yo creo que la diferenciación es que está uno acá trabajando, y se me ve, la gente sabe que estoy atrás de esto, tiene mi impronta y el whatsapp de la librería lo atiendo yo. Y la gente se da cuenta de esas cosas. Cada librería tiene una impronta propia. La cuestión geográfica siempre cambia esa impronta. La gente viene acá y me dice ‘me encanta venir a esta librería porque tenés cosas que no tiene nadie’. Esa es la diferenciación. Somos independientes porque no dependemos de nadie. Pero más que independiente, me gusta llamarlas librerías de barrio o de cercanía. A Yenny va gente que probablemente no pise acá, por ejemplo, adolescentes. Los adolescentes solo vienen a esta librería si vienen con los padres porque tienen vergüenza hasta de que los saluden. Si yo estoy parada acá, no me tiro encima, pero mínimamente digo ‘Buenas tardes’ y hay gente que se intimida, en cambio entrás a librerías de cadenas y podés dar muchas vueltas y nadie te saluda. Es otro tipo de librería. 

Mónica Dinerstein en su librería Tiempos Modernos, del barrio de Belgrano.

-S: ¿Nos darías tres recomendaciones de libros?

-MD: ‘Vestido de novia’, de Socorro Venegas, tiene una forma de escribir diferente, transmite cosas duras que le pasaron en su vida de una manera que no duele. Ella se casa y muere el marido a los dos o tres meses. Escribe de una manera que no sufrís, cuenta lo que le pasa de una forma muy poética. 

‘No es posible volver’, de Marcelo Vera. En este libro habla de la muerte de su padre y de su perro, que para él era como un hijo. Es maravilloso cómo lo cuenta, porque cuenta un Rosario duro. Te mete en el barrio donde vivía el padre, donde él no podía ir solo.

‘Tarántula’, de Eduardo Halfon. De Halfon recomiendo todos sus libros, es guatemalteco, muy autobiográfico también, viene de una familia judía. En este libro cuentan que vivían en Guatemala, se exiliaron y tuvieron que volver a un campamento y se dan cuenta que es una instrucción.