Alberto Haller, editor de Barlin Libros: «¡El ensayo no tiene por qué ser aburrido!»

«Lanzar un libro es como el efecto bola de nieve: empieza a rodar con dificultades, pequeñito, y poco a poco va cogiendo tamaño y velocidad. Dónde acaba es impronosticable», dijo a Señalador Alberto Haller, editor y director de Barlin Libros. Conversamos con él sobre la editorial, el catálogo y las proyecciones de futuro.

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Alberto Haller en La Llar, espacio cultural y sede de Barlin Libros. València. ÀLEX GUTIÉRREZ TAENGUA

En 2016, al fundar la editorial de no ficción Barlin Libros, Alberto Haller tuvo una idea relacionada con la investigación sobre la memoria de la Transición española de su tesis de máster. La idea fue tratar ese período de la historia contemporánea de España desde un ámbito más pop, fuera de la academia, alejándose de la mirada oficial. Un día en casa de una amiga vio una lámina de la ilustradora Ana Penyas y contactó con ella. Juntos le dieron forma al primer libro ilustrado de la editorial: «En Transición», un resumen de casi 100 años de historia en 15 ilustraciones con guión de Haller. 

Ocho años después de sus primeras publicaciones Barlin Libros sigue generando cruces, ideas y diálogos bajo el lema «Pensamientos al margen». Les gusta autodefinirse como «editorial transversal comprometida con explorar la realidad desde múltiples capas —histórica, social, cultural, filosófica— como contexto humano». Este año además inauguraron en Valencia La Llar, un espacio cultural de carácter íntimo que funciona también como sede de la editorial, showroom y venta de sus libros. 

Alberto Haller (València, 1989) estudió Historia en la Universidad de Valencia y Ciencia Política en Países Bajos. También hizo un máster en edición en Madrid, trabajó en una editorial y en la librería Berlín, hermana de su actual proyecto editorial. En sus años de librero se dio cuenta de que le gustaba más pensar y hacer libros que venderlos. Y de ese deseo nació Barlin. Conversamos con él sobre la editorial, el catálogo y las proyecciones de futuro. 

Entre los más de 60 títulos de su catálogo, cuentan con libros de muy diversos temas, autores y características. Por ejemplo, “Pasaporte Nansen, la vuelta al mundo en motocicleta, de Ivan Sobolev, de quien apenas hay datos biográficos. Se trata de la única edición existente de este texto original de 1936. Son las memorias de uno de los 3 millones de rusos expatriados tras la revolución Bolchevique que se quedaron sin nacionalidad y se embarcó en la aventura de dar la vuelta al mundo sin más vehículo que una destartalada bicicleta. La traducción es del propio Haller. 

Alberto Haller en La Llar, espacio cultural y sede de Barlin Libros. València. ÀLEX GUTIÉRREZ TAENGUA

“Nuestra intención con las dos colecciones fue desde el principio diferenciar dos vertientes que se relacionan entre sí pero, a la vez, difieren lo suficiente como para estar ordenadas de esa manera. La colección Recóndita, centrada en memorias, biografías y textos de carácter más personal, trata de ahondar en la condición íntima del ser humano”, dijo a Señalador Alberto Haller. 

Otro de los libros personales de la colección es “Urbanas y modernas”. Una recopilación de crónicas de Alfonsina Storni publicadas en el diario “La Nación” y la revista “La Nota” entre 1919 y 1921. En ellos, la argentina reflexiona con ironía e ingenio,sobre la condición de la mujer, desbordando los marcos temporales y geográficos que la albergaron. El libro, con prólogo de Berta García Faet y coordinado por las profesoras argentinas Mariela Méndez, Graciela Queirolo y Alicia Salomone, nos acerca una faceta para muchos desconocida de una de las poetas más influyentes de Latinoamérica.

La transversalidad de Barlin recibió en 2019 el reconocimiento de la Generalitat Valenciana al libro mejor ilustrado por “No turista”, con ilustraciones de Marta Torres y guión de Haller. Y en 2023 el reconocimiento al libro mejor editado por “Ruta gráfica. El diseño del sonido de València”. Una investigación que tomó forma de libro y de exposición en el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), y estuvo comisariada por Alberto Haller, Antonio J. Albertos y Moy Santana. 

La colección Paisaje, en palabras de Haller, “trata de indagar en cuestiones humanas de carácter social o colectivas. Y en base a esa intención centrada en lo social, creímos que Paisaje era un muy buen apelativo, pues encierra esta idea de ‘lo que está fuera de nosotros y puede ser observado’”.

De esta colección acaban de imprimir en Argentina “El tejido de la naturaleza” de Anne Sverdrup-Thygeson, traducido por Ana Flecha Marco. Una de las novedades de septiembre al otro lado del Atlántico. Otro título que ilustra Paisaje es uno de los primeros que editó Haller en Barlin, “La Europa negra” del historiador británico Mark Mazower. Una obra imprescindible para aquellos que busquen respuestas elaboradas a la confusa situación de una Europa errática.

Paisaje tiene además un subcolección, Paisaje Mini, sobre ella y sobre otros detalles de la editorial le preguntamos a Alberto Haller.

Señalador: ¿Cómo surge la colección Paisaje Mini?

Alberto Haller: Esta subcolección de ensayos breves dentro de Paisaje surge de manera más bien espontánea. El primero de los títulos de la serie, “El arte de leer las calles”, de Fiona Songel, iba a ser en un principio un libro único. Nos llegó la propuesta, nos gustó, y dado que el texto no era muy extenso decidimos hacerlo en este formato. Al tiempo, dado que despertó gran interés y funcionó de maravilla, decidimos seguir trabajando en esta línea de ensayos concisos pero rigurosos que pudiesen funcionar como aproximaciones a temas concretos. El «problema» es que, en varios casos, esta intención primigenia también se nos ha «ido de las manos», pues varios de los títulos de la subcolección ya no son meras aproximaciones; se han acabado convirtiendo en textos de referencia dentro de su campo. A mí, personalmente, no me gusta planear en exceso el camino a seguir en estas cuestiones. Disfruto cuando las cosas evolucionan de manera orgánica en direcciones en principio impensadas. Por eso me gusta tanto trabajar en estos ensayitos que son por encargo. 

Entre los títulos de esta subcolección se encuentran “El arte de contar la naturaleza” de Luci Romero, “El arte de inventar la realidad” de Áurea Ortiz Villeta, y los más recientes “El arte de la conversación literaria” de Raquel F. Cobo o el “El arte de habitar la frontera” de Natxo Escandell García, este último también editado en catalán.

S: La subcolección mezcla ecología, poesía, memoria, tecnología, territorio, educación… ¿Cuál dirías que es el punto en común?

A.H.: Entroncando con lo que te decía antes, diría que pueden funcionar de maravilla como iniciaciones a temas en particular. Si luego acaban trascendiendo esa intención —como de hecho ha acabado sucediendo con varios de ellos, como te decía— ya depende de la maestría de las autoras, por un lado, y del criterio de los lectores, por otro. Lanzar un libro es como el efecto bola de nieve: empieza  a rodar con dificultades, pequeñito, y poco a poco va cogiendo tamaño y velocidad. Dónde acaba es impronosticable

Alberto Haller en La Llar, espacio cultural y sede de Barlin Libros. València. ÀLEX GUTIÉRREZ TAENGUA

S: ¿Qué importancia tiene lo literario en los libros de no ficción que publican?

A. H.: Diría que mucha. Obviamente, cuando hablamos de libros puramente literarios, como puedan ser el de Berta García Faet, el de Raquel F. Cobo o el de Paula Díaz Altozano, por mencionar algunos ejemplos, es incuestionable que el texto debe ser redondo —o tender a ello, claro—. Sin embargo, digo que es de suma importancia para nosotros, porque en el caso de otros libros del catálogo más técnicos, en los que el uso del lenguaje y lo formal no son tan importantes —a priori— como en los textos literarios, nosotros siempre tratamos, a pesar de ello, de huir del lenguaje árido y estomagante propio de la academia. Y para ello, es importante saber rodearse de magníficos colaboradores y profesionales, como por ejemplo la traductora Ana Flecha, quien nos tradujo del noruego dos textos exquisitos de Anne Sverdrup-Thygeson, o los también traductores Daniel Esteban o Helena Vivancos, con quienes solemos trabajar en pos de estos resultados, y supieron captar desde el minuto 1 esta intención. Frente a la no ficción, abogamos por la no fricción (expresión que tomo prestada de mi amigo Paco Cerdà, por cierto. Es importante citar fuentes). ¡El ensayo no tiene por qué ser aburrido! Textos que se lean con soltura y agilidad, y que tiendan a la belleza —siempre que sea posible, claro—. 

S.: ¿Qué valor tienen para Barlin las voces jóvenes y las miradas periféricas?

A. H.: Un valor capital. Lo joven nos viene porque queremos contribuir a dar voz a quienes se dan de bruces con el muro que puede suponer el sistema clásico de la edición. Suele ser muy difícil acceder a él de nuevas, y nos gusta pensar que podemos contribuir a ayudar a quienes quieran traspasar ese primer dique, que siempre es el más alto. Y, en este sentido, eso de las miradas generacionales que tanto suele decirse, a mí no me gusta un pelo. Me parece muy reduccionista, y en muchos casos estúpido. Por lo tanto, mi concepto de lo joven aquí no atañe tanto a la edad del DNI como a la novedad de una voz. Aunque sea una persona de 87 años. Y, por otro lado, lo periférico nos viene por convicción. Vivimos y trabajamos desde València, aunque nuestros libros estén presentes en toda España y prácticamente toda Latinoamérica, y tengamos en catálogo autores y autoras franceses, ingleses, noruegos, suecos, estadounidenses, argentinos, rusos… y en breves italiano. Hemos crecido en una ciudad en la que era sinónimo de triunfar el hacerlo fuera. O bueno, fuera no: en Madrid o Barcelona. Punto. Ahora eso ha cambiado mucho y más que va a cambiar, aunque en cierta manera todavía siga pensándose así por parte de mucha gente. Nada más terrible; nada más absurdo. Barlin Libros es una marca global, pensada y gestionada desde la periferia. Eso nos llena de orgullo. 

S.: La editorial aterrizó en Argentina en abril para la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, ¿qué tal fue el recibimiento estos primeros meses?

A. H.: Llegamos a la feria de la mano de Waldhuter sin demasiadas expectativas. Es decir: apenas conocíamos el mercado argentino y no teníamos referencias más allá de algunas conversaciones informales con algunos compañeros que ya llevaban un tiempo allá. En general, la sensación que se tiene es que es un contexto complejo por ciertas disimilitudes con España no fácilmente salvables siempre. Nuestra sorpresa, por tanto, fue mayúscula cuando recibimos el primer feedback al respecto. Varios de nuestros libros se agotaron en la misma feria, y en general las ventas fueron muy positivas. Despertaron gran interés, vamos. En los meses posteriores, siempre de la mano de Waldhuter, hemos comenzado a implantar el catálogo en las librerías, proceso más lento y trabajoso, claro.

S.: ¿Cuáles son los próximos pasos en Argentina?

A. H.: Fruto del buen pie con el que entramos en Argentina, como te decía, nos propusieron la posibilidad de comenzar a imprimir allá y no dudamos un instante. Es muy excitante todo esto. Creo que nuestros libros pueden tener allá un enorme recorrido. Son rigurosos y, por lo general, destinados a un público lector culto y formado. Y Argentina es un país de una tradición cultural y literaria prácticamente sin parangón en toda Latinoamérica. Buenos Aires siempre ha sido una de las capitales mundiales de la edición en castellano, y eso se nota mucho. Y teniendo esto en mente, claro, seleccionamos los títulos a imprimir allá, siempre asesorados por Waldhuter, aunque hasta el momento hemos coincidido en nuestras opiniones al respecto en todo momento. 

S.: ¿Tienen pensado publicar autorxs latinoamericanxs que estén investigando y produciendo no ficción desde sus territorios?

A. H.:  Ese es, desde luego, uno de nuestros objetivos a medio plazo: comenzar a incorporar voces contemporáneas de contextos latinoamericanos a nuestro catálogo

S.: ¿Qué horizontes hay para el catálogo en los próximos años? ¿Nuevas colecciones, más internacionalización?

A. H.: Me gustaría seguir trabajando en la internacionalización de la distribución de nuestros libros y del catálogo, como te decía. A su vez, me gustaría seguir explorando nuevos nichos temáticos sobre los que no hayamos publicado nada aún. ¿Existen libros populares sobre ópera? No sé… es un ejemplo que se me ocurre así, al vuelo.