«Ser librera independiente es una filosofía de vida. Es querer un mundo diferente a este tan rápido, tan consumista»

Conversamos con Raquel Anocíbar y Maider Díaz, fundadoras de Chundarata, la librería especializada en ilustración y libro infantil de Pamplona. Las libreras hablaron de sus inicios, de los cambios del sector, de las tendencias actuales de consumo dentro del mundo del libro y su mirada como libreras independientes tras 13 años de trayectoria. 

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Raquel Anocíbar y Maider Díaz, libreras de Chundarata. Rocío Wittib

La librería Chundarata abrió en octubre de 2012 en Pamplona. El proyecto comenzó a rondar en la cabeza de Raquel Anocíbar en 2010, cuando trabajaba en el Centro de Arte Contemporáneo de Huarte y le tocó estar en la selección de libros y la conformación del catálogo de la biblioteca. De ese contacto con los libros surgió la idea de montar algo propio. 

Durante dos años le dio vueltas a la idea de la librería. Cuando supo que quería especializarse en ilustración, dedicarse al público infantil y también hacer talleres para niños, se sumó Maider Díaz. Con el proyecto claro y decididas a la aventura, comenzaron a mirar qué tipo de librerías infantiles había en el resto en España. Conversaron con comerciales y distribuidoras para aprender cuestiones más técnicas como el funcionamiento de los depósitos y de a poco le dieron forma a Chundarata. 

La librería toma su nombre de la gata protagonista del libro “La gata Chundarata y otros cuentos”, de Gloria Fuertes (Madrid, 1917 – 1998) escritora de narrativa, poesía, teatro y prolífica autora de literatura infantil y juvenil. 

“Poca gente creía en nosotras cuando arrancamos, nos decían que no llegábamos a la navidad, pero con confianza, cabezonería, dedicación y mucho trabajo, sobre todo los primeros años, llegamos a los 13 años. También echamos mano de nuestra gente, familiares, amigas y amigos, que tenemos la suerte de que siguen siendo amigos, porque algunos podían haberlo dejado de ser perfectamente”, dicen entre risas Raquel y Maider, libreras de Chundarata.

La librería está ubicada en el barrio del Segundo Ensanche de Pamplona. Concretamente en la Calle Paulino Caballero 27, muy cerquita de otra librería, Walden, ubicada en el número 31 de la misma calle. Dos librerías independientes referentes de la ciudad. 

A la hora de buscar referentes encontraron la librería La mar de letras de Madrid que llevaba 20 años y El Bosque de la Maga Colibrí de Gijón que entonces era más nueva. 

Interior librería Chundarata. Rocío Wittib

“En Pamplona, no había una librería que se especializara en ilustración e infantil. Entonces pensamos que lo podíamos hacer. El especializarse en algo era más fácil que hacerle la competencia a librerías generales. Nos parecía más viable formarnos en un sector de todo el abanico editorial, porque una librería general requiere saber de todo tipo de literatura. Luego es posible ir conociendo, conforme vas trabajando y pasan los años, se van adquiriendo esos conocimientos. Al principio era inviable”, asegura Raquel. 

Cuentan que el oficio lo aprendieron en su propia librería a partir del conocimiento que cada una tenía como lectora. “De nuestra librería hemos leído prácticamente todo, eso en una librería general es imposible, acá lo tenemos todo muy seleccionado”, afirma Maider. 

Señalador: ¿Cómo fue el comienzo de Chundarata? 

Maider Díaz: Fuimos muy poco a poco, eso es algo que ahora vemos que en general cuesta más, los proyectos se construyen con tiempo. A veces se piensa que como Pamplona es una ciudad pequeña, todo el mundo te conoce y no es así. Esta misma semana vino una mujer y dijo que todas las semanas saca dinero en el cajero que hay al lado de la librería y que pensaba que habíamos abierto esta semana. Lleva años sacando dinero al lado nuestro y no nos había visto.

Raquel Anocíbar: Al principio más de la mitad de la librería estaba dedicada principalmente a libros de ilustración para público infantil y la otra mitad a un espacio para los talleres. También una pequeña sección de novela gráfica, cómic y clásicos ilustrados para adultos. A día de hoy, el espacio para talleres también se llenó de libros y ampliamos la propuesta para el público joven y adulto.

Maider Díaz: La idea inicial de los talleres no terminó siendo lo que esperábamos. Gestionar los talleres llevaba muchísimo trabajo y energía, y no se rentabilizaba tanto. Compensaba mucho más ampliar la zona de adultos. Después llegó la pandemia y tampoco podíamos hacer actividades, así que eso nos empujó a ampliar el catálogo para ofrecer más libros.  

Librería Chundarata. Rocío Wittib

S.: En su día a día como libreras, ¿cuál es la parte más importante de su trabajo?

Raquel: Lo más importante en una librería independiente y de fondo es el tiempo que inviertes en leer, en seleccionar libros que te gustan y te parecen buenos, y en mantenerlos y recomendarlos. Nuestro trabajo aquí es recomendar. Yo creo que la gran diferencia con las librerías grandes y cadenas, es que nosotras conocemos muy bien nuestro fondo porque lo seleccionamos nosotras, es decir, no viene de una distribuidora general que le manda a todas las librerías de la cadena todos los libros y los colocan sin saber muchas veces qué han puesto en las estanterías. Nosotras lo elegimos, lo decidimos, lo leemos y si nos gusta lo traemos y si no lo devolvemos.

Maider: Nuestro trabajo es arduo porque al final queremos mantener nuestros libros de fondo y en esta vorágine de novedades también hay cosas nuevas que se van a convertir en imprescindibles o al menos lo son durante un tiempo, y llega un momento que no entra todo. El trabajo se vuelve mucho pensar que sí y que no.

S.: ¿Qué transformación tuvo el fondo de Chundarata en estos años?

Raquel: Fuimos incorporando más narrativa y libros para adultos de forma natural. Llegan las novedades todas las semanas de las editoriales y al leer de todo como lectoras, vamos haciendo una selección de libros que leemos y nos gustan, y así incorporamos títulos, pequeñas secciones porque nos interesa seguir siendo una librería dedicada a la ilustración infantil. Y también aprendemos de nuestros clientes y de lo que nos recomiendan. Hay un feedback con nuestra comunidad y eso también es una diferencia importante respecto a las grandes cadenas.

S.: Se habla mucho de la cantidad de novedades que hay en el mercado, ¿cómo lo viven desde la librería?

Raquel: Lo de las novedades es una burbuja que en algún momento explotará. No nos importan tanto las novedades, ni es lo que más se vende, de eso vendemos muy poco. Lo que más seguimos vendiendo es fondo y los libros que nos gustan y nos parecen buenos.

Maider: Novedades tenemos, pero hay tanto que al final nos quedamos con lo que nos parece imprescindible porque es una locura, no hay sitio físico. Y no podemos cambiar la mesa de novedades todas las semanas, ni caben en la mesa todas las novedades, hay que elegir muchísimo. Y a las cosas que nos gustan queremos darles un tiempo, que se conozcan, que se vean. Sino nada llega a aposentarse.

Raquel: Muchos libros empiezan a funcionar cuando llevan en el mercado unos meses, un año. Cuando la gente los ha visto, lo han recomendado y empieza el boca a boca. En un mundo en el que llegan 350 novedades cada semana, estamos todo el día sacando y metiendo libros en cajas, es una pasada.

Librería Chundarata. Rocío Wittib

Las mismas editoriales dicen que para que sea rentable, una editorial tiene que publicar tantos libros al año porque sino no es viable. Sabiendo ellos que está saturado el mercado no pueden bajar el ritmo, aunque les vuelvan los libros. Ahí se crea la burbuja, porque los libros van a las librerías, se les paga a las editoriales, hasta que no se devuelven los libros ellos tienen ese dinero, cuando tienen que devolver parte de eso que cobraron ya sacaron otro libro, y entonces se genera ese dinero que está ahí moviéndose pero no es real. Algún día se pinchará esa burbuja”, reflexiona Raquel. 

Librería Chundarata. Rocío Wittib

Según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2024 de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), el 75,3 % de la población entre 14 y 24 años lee libros en su tiempo libre y es la franja de edad en la que más ha crecido el hábito de la lectura desde la pandemia. 

S.: ¿Vienen jóvenes a la librería? 

Raquel: Hasta los 13/14 años vienen con sus padres. Hasta los 9/10 años los libros los eligen las madres y padres. Aunque a partir de los 9 ya empiezan a elegir sus libros. A veces les dejan elegir y otras no. A partir de los 15 eligen ellos. Es una edad complicada porque no piden recomendaciones, no les interesa lo que les podamos decir los adultos en general, tienen su comunidad y encuentran sus recomendaciones también redes y leen lo que ellos quieren. Es complicado recomendarles algo que no sea lo que están leyendo. Donde sí podemos recomendar es cuando a esos jóvenes les regalan libros, ahí podemos guiar un poco a quien compra para regalar.

S.: ¿Notan ese crecimiento y ese auge de lectores jóvenes en los últimos años?

Raquel: No. Ese sector se lo está llevando todo las cadenas. De hecho, en los últimos años, hace 7/8 años había más ventas en las librerías independientes que en cadenas y eso se está revirtiendo, las librerías independientes bajamos y las cadenas aumentan su facturación. Todos esos jóvenes que están sosteniendo el mercado del libro en España lo están haciendo a través de las grandes librerías, no de las independientes

S.: ¿A qué creen que se debe ese comportamiento?

Maider: Para empezar, el trato es más impersonal en las grandes superficies, eso les va bien. También la publicidad. Y un poco de falta de conciencia a la hora de consumir a esa edad, no tienen un posicionamiento a favor de las librerías independientes o pequeñas, que es casi como un activismo. 

Raquel: La mayoría de los libros que consumen son de las editoriales de los grandes grupos, Planeta y Random House, que tienen sus cadenas de librerías, hacen la publicidad ellos o a través de influencers para que vayan a sus librerías. Si es un boom, es algo que han generado ellos solo para beneficio de ellos. 

Maider: También suelen ser fenómenos muy efímeros. Una semana les da por un libro que está agotado, igual recibimos 20, 30 llamadas de personas que están buscando una semana un mismo título y dices ¿qué pasa con este libro? Y resulta que lo recomendó alguien o dijo que se iba a agotar y luego pasan así con otro. 

Raquel: También hay un poco de fetichismo. Están convirtiendo algunos libros en objetos de coleccionismo y les dicen a ciertos públicos, tienes que tener ese libro. Como pasa con algunas marcas de zapatillas que se ponen de moda entre ciertos grupos. No valoran si el libro está bien escrito, en muchos casos tampoco lo quieren para leerlo, sino porque hay que tenerlo. Por supuesto que hay gente muy lectora, que nada tiene que ver con estas cuestiones del mercado. Y nosotras estamos alejadas de esos públicos que buscan un libro por moda, pero están ahí y son parte de este sector. Por otro lado están las madres y padres que vienen a comprar a veces cada semana un libro para sus hijos porque realmente son lectores y tienen interés en leer y buscan otro tipo de libros, no los que manda la moda. 

Librería Chundarata. Rocío Wittib

S.: ¿Ven el paso de lectoras jóvenes a adultas?

Maider: Sí, y cada vez es más pronto. Ahora a los 16 ya están pidiendo libros de adultos. 

Raquel: Luego también están los que con veintipico siguen leyendo literatura juvenil porque les entretiene. Y vas viendo cómo crecen también luego como lectores. Hay algunos que los conocimos con 6 años y hoy están en la universidad y siguen viniendo. 

S.: ¿A día de hoy qué actividades mantienen en la librería?

Raquel: Por un lado las típicas presentaciones que se siguen haciendo en las librerías. Aunque cada vez menos porque el mismo mercado también está saturado de presentaciones y se vuelve imposible ir a todo, y notamos que la gente también está un poco cansada de tantos eventos. Y cuando nos interesa algo puntual hacemos algunos talleres. Tenemos un club de lectura para adultos y talleres infantiles cuando nos interesa mucho. 

Maider: Es un poco lo que hablábamos antes. Hay una oferta cultural tan grande que tiene que ser algo muy interesante para que merezca la pena el trabajo que supone el movimiento de tanta gente. 

S.: ¿Es algo que notan en conversación con otras libreras y libreros?

Maider: Sí, es algo que se comenta. Por una parte nos apetece generar encuentro cultural. Pero a lo mejor el formato de presentación de libros, que da la posibilidad de conocer a las autoras, resulta agotador si esa autora o autor tiene que girar por muchas ciudades, imagínate. Ellos escriben libros, pero además parece que ahora se le exige que sean divertidos en las presentaciones, simpáticos, que vayan a muchas ciudades a presentar su libro, casi como un showman. 

S.: ¿A lo largo de estos 13 años qué otros cambios han visto desde la librería?

Maider: Una cosa que hemos notado es que la gente mayor se está animando a leer cómic. Nos gusta mucho cuando alguien descubre que no todo el cómic son superhéroes de Marvel y que hay cosas maravillosas, que realmente las hay. Es muy bonito. También hay personas que han comenzado a leer durante la pandemia y han mantenido el hábito. 

Raquel: Otra cosa que hemos notado es el tema de las modas. Desde hace unos años se ven modas pasajeras, como decíamos antes, de libros que de repente son un bombazo. Y los temas que se ponen de moda por lo general, acaban saturando al público lector. Porque además si se pone un tema de moda, de veinte libros que salen, cinco son buenos pero los otros quince son copias por lo general malas. A un libro le va bien con un tema y es bueno, y ya salen todas las editoriales a hacer libros sobre eso mismo. Por ejemplo, entre los libros juveniles se pusieron de moda los cantos tintados, y de pronto empezaron a salir todos los libros con los cantos tintados. Entonces lo que pasa es que los jóvenes van a buscar libros que no sean así porque se cansaron de eso. Y van pasando las modas.

Librería Chundarata. Rocío Wittib

S.: La pandemia funcionó como punto de inflexión a muchos niveles también en el sector editorial, ¿qué apreciaciones hacen cinco años después?

Maider: Después de la pandemia, todo se aceleró. El ambiente general del mundo, influye en las personas y a nosotras también nos llega esa crispación que se ve en la sociedad. Notamos que mucha gente lo quiere todo ya, hay una cuestión de inmediatez, todo el mundo quiere las cosas ya. Incluso un libro que no es nada urgente, se supone que da igual que te llegue en 3 días o en 7, pero no, en general molesta porque de algún modo el mercado nos acostumbró a que todo llegue en 24hs, estamos muy acelerados. Y el mundo de la lectura y esa aceleración, es incompatible. Es un cambio que notamos mucho desde que empezamos. 

Raquel: Hasta los libros parecen más acelerados. Eso lo notamos también. Requieren menos atención, son más ligeros. En libros para adultos tal vez no tanto porque ya estamos acostumbrados a un ritmo de lectura más lento y reposado, pero los libros juveniles que son superventas, son libros super rápidos, todo el tiempo pasan cosas. Incluso es algo que vemos en la librería, hoy en día muy pocos críos vienen y se sienten a ver un libro con cierta atención. El comportamiento ha cambiado, miran uno, lo dejan, buscan otro y así, saltando de uno a otro sin detenerse casi en ninguno. También buscan estímulos más visuales, lo cual a nosotras que nos especializamos en ilustración, nos viene bien porque hay demanda de cómic. 

S.: Hay un crecimiento de las traducciones del japonés en toda Europa debido a la influencia del manga. ¿Cómo viven este auge del manga en una librería especializada en ilustración? 

Raquel: De repente, hace seis años, se puso de moda. Antes, si bien había, eran más seleccionados. Pero en un momento empezaron a llegar libros de manga de muchas editoriales, lo que hablábamos antes sobre las modas. Lo que me parece muy peligroso es que están pensados para un público adolescente y a veces los llevan sin ningún criterio, porque son “dibujos”, para niños y niñas de 8 años. Y si aquí nos estábamos preocupando mucho por el rol de la mujer en el cómic, de pronto nos chocamos con que en el manga que nos llega eso es muy diferente, hay mucha más violencia y el rol femenino está muy sexualizado y eso es terrible. Porque muchos llegan a un niño o una niña de 8 años. Y ver las posturas de las mujeres, la forma en la que está dibujada, sacando el culo, con unas tetas enormes, con un hombre detrás, es muy fuerte. El cómic europeo es más pausado que el manga, crea una historia, la va desarrollando página a página, el manga en cambio es pura acción, golpes, rayos, ruidos, y eso es lo que busca en parte el público ahora, libros de consumo rápido. Aunque muchas veces tienen muchos tomos, son más rápidos.

S.: ¿A nivel local en el cómic qué cambios han visto en estos años?

Raquel: Hay muchas más autoras, están haciendo unos trabajos impresionantes y se las está empezando a reconocer porque ya había autoras pero ahora tienen más visibilidad. Eso se nota. Y son autoras que aportan otro punto de vista que no tiene nada que ver con el punto de vista masculino. También están haciendo un aporte desde cómics más íntimos, más reflexivos, más personales de sentimientos, y es muy interesante porque eso hace que haya cada vez más referentes y protagonistas femeninas. Por eso da un poco de rabia, ese auge del manga, cuando aquí se estaba cuidando mucho el lugar de la mujer en las historias, el rol femenino y que las protagonistas sean ellas. Y el manga, que tiene mucho éxito en el sector infantil y juvenil, arrasa todos esos valores que se estaban intentando enseñar y promover, los desplazan y otra vez tenemos que lidiar con libros donde las mujeres se ven más sometidas, más sexualizadas, con un rol siempre secundario. El manga ha entrado como una riada a las librerías. 

S.: ¿Qué problemáticas generales y tensiones ven como libreras dentro del sector?

Maider: Por un lado, tal vez lo que es más evidente, al menos para nosotras como libreras, es que el libro tiene poco margen. Y es difícil sacar beneficios con un margen del 30%.

Raquel: Ese el mayor problema para las librerías independientes a la hora de competir con las grandes cadenas. Porque al final, Planeta o Random, son distribuidoras, editoriales y librerías, dirigen el mercado, generan las modas, a través de sus canales publicitarios llevan a la gente a sus librerías, y sacan mucho más beneficios, son grandes monopolios con los que es difícil competir. Por eso ser librera independiente es una filosofía de vida. Es querer un mundo diferente a este tan rápido, tan consumista

Entre los títulos más recomendados y exitosos de la librería destacan tres, “Los Pájaros” (Zorro Rojo), de Germano Zullo con ilustraciones de Albertine. Otro infantil, ilustrado por una artista local, “Tarde de sapo” (Kalandraka), de Maite Mutuberria, editado en castellano y en euskera. Y “El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza” (Beascoa), de Werner Holzwarth.